domingo, 13 de septiembre de 2009

Mi adiós al cigarrillo


Por Germán Uribe

El proyecto de Ley de Espacios Libres de Humo, o Ley anti-tabaquismo, que fue "retocado" en la Comisión VII de la Cámara incorporándosele algunas modificaciones que consentían la creación de zonas de fumadores y la publicidad del cigarrillo, proponía todo lo contrario de lo que quería el gobierno y que estableciera en la resolución 1956 del Ministerio de la Protección Social que prohíbe tajantemente el consumo de cigarrillos en "sitios públicos cerrados". Ahora bien, como los propósitos del "retoque" o "mico" me simpatizaban -el impasse del "mico" ya fue superado- cuando proclamaba el deber de los ciudadanos y las autoridades de respetar y tolerar a los adultos fumadores rechazando la discriminación y los abusos que se derivaban de la prohibición a que se les sometía -admitiendo, de paso, la creación de zonas de fumadores en sitios públicos cerrados-, para no pasar debido a la tal simpatía a engrosar indebidamente la lista de "aliados del terrorismo tabacalero" o "afectos al tabaquismo fariano", me voy a permitir hablar sobre mi propia experiencia con el cigarrillo. Ella de por sí, eso espero, me eximirá de tan letales -y en boga- calificativos.

Hace algunos años EL TIEMPO reprodujo de un renombrado Portal de Internet un artículo mío titulado "Fumadores del mundo, ¡uníos!" y lo publicó en su página editorial el mismo día en que se celebraba la jornada universal de los ¡no fumadores! Tan osada fue la decisión tomada por el Editor del diario, como virulentas fueron las reprimendas que recibí de numerosos lectores por haberme atrevido a intentar una -para ellos-, "peripatética" apología del tabaco. Mientras la preocupación social era entonces y lo es en mayor grado ahora, cómo superar el humo, y la gubernamental y parlamentaria, cómo reprimirlo, aparecía este fumador empedernido proponiéndole a sus "homólogos" en todo el orbe la unión para enfrentar aquella arrolladora embestida que, aparte de discriminarnos, nos estaba aislando forzándonos a celebrar nuestro rito vital a hurtadillas, dentro del "closet" o, cual prostituta errabunda, en las aceras de una calle cualquiera.

Recuerdo que en aquella entusiasta convocatoria a mis colegas fumadores para defender al que llamaba "vilipendiado cigarrillo", exponía entre otros puntos:


"Soy consciente del mal que puede causar el cigarrillo en el organismo humano, pero también pienso que peor que la intención suicida implícita en quien conserva el vicio, es el patíbulo y la picota pública a la que lo están conduciendo. Su afán persecutorio está alcanzando el nombre de inquisición… Y, sin embargo, los enemigos del tabaco, mientras achican nuestro espacio social, distraen su oficio de censores cuando se trata de ensanchar sus estómagos glotones con ciertos alimentos y bebidas mil veces más peligrosas para su salud…"

Más tarde, en octubre de 2005, y en respuesta a una pregunta de la revista Carrusel de EL TIEMPO respecto de las mañas, excesos o vicios que algunas personas no tienen ningún empacho en exhibir, dije:

"Me aferro a la magia del cigarrillo... ¿y qué? Aunque acepto que me atemoriza el desafío de hacer el papel de “modelo del mal”. Estamos entre el escarmiento social y las consecuencias fatales, aunque posiblemente no, tal vez nos burlemos de este destino advertido y terminemos muriendo de algo que nada que ver… Mi oficio de escritor, por alguna razón, me amarró al cigarrillo. Todo lo que percibo visual o mentalmente, el cine, la lectura, la música, el arte, todo, pero fundamentalmente la escritura, me exige el humo como hilo conductor para alcanzar su discernimiento y disfrute. Soy un fumador compulsivo y consciente de su poder destructor que, no obstante, acepta con entusiasmo las normas que lo prohíben y aconseja a los otros no seguir su ejemplo…"

Pues bien, lo anterior, amigo lector, lo he traído a cuento en esta ocasión por cuanto estoy por cumplir un largo año de haber renunciado al cigarrillo tras disfrutarlo y sufrirlo durante décadas. Fue mi inflexible decisión personal, libre de cualquier apremio legal, familiar o social, y la fe en unas pequeñas pastillitas azules que terminé desechando porque no veía que pudieran aportarle nada a la musculatura propia de mi tesón, lo que me dio fuerzas para vencerlo.

En definitiva, abandoné uno de los más grandes placeres que se nos pueda ofrecer en esta vida, para abordar otro, el inmenso placer de vivir en sana paz con mi salud.

Y, sin embargo, si algún fumador me dijera, ¿qué me aconseja?, simplemente le diría:

"Vea a ver a usted cuál placer le place más… y quédese con él".

1 comentario:

  1. Tomando algunas palabras de su propia tutoria me gustaria comentar al respecto agregando mi nota personal para que usted la tuviera en cuenta en relacion con sus ideales y que le gusta ser "modelo del mal". Entonces yo le pregunto, porque no ultiiza su "inflexible musculatura personal propia de su teson", para dejar ese modelo del mal del comunismo que usted pregona, que este asi como el cigarrillo puede contaminar el mundo y a la larga llegar al estado 4 de maduracion del cancer que como lo hizo con el cigarrillo al dejarlo se puede cambiar el curso de una muerte mas rapida. Yo respeto que usted sea lo que quiera ser; pero me afecta su opinion comunista en otros de sus articulos, porque viniendo de una persona de su capacidad mental la este desperdiciando para pregonar el mal a cambio de usar todos los medios de comunicacion a los que usted tiene acceso, para ayudar a la sociedad, no se limite a criticar nuestro presidente Uribe. Si es bien sabido que si las estadisticas indican los indices de pobreza, analafabetismo y todo lo demas que usted encuentra tan pobre y desvastadora situacion la que tenemos los Colombianos, parece que no sabe que comparado con Colombia hay paises pobres de verdad, porqueno va a Cuba y se entera de lo que es pobreza y no tener libertad, porque entonces usted no se va a Venezuela o cualquier otro pais que usted comulga con sus ideales, Rusia la China etc o mas bien ahora yo lo enviaira a usted a North Corea. Y si insiste en quedarse amargado y tan sufrido o pasando tan mal como parece que es su vida, entonces yo le sugiero que escriba para ayudar al govierno, no tiene que ser Uribe sino a su presidente, a bajar las estadisiticas malas y a dar empleo a los necesitados. Hay muchas maneras de hacerlo viviniendo de alguien de su calibre. Para su informacion le cuento que afuera habemos personas que si no podemos ayudar de alguna forma por cualquier circunstancia, al menos estamos pensando positivamente y no hemos perdido la fe, y dejar tranquilo al govierno que haga su trabajo no importa cuanto tiempo se necesite, pero admita lo bueno que esta haciendo bien las cosas para la mayoria de sus compatriotas, deje de ser tan egoista, vea y vogue por un bien comun, piense en su familia. O acaso es que no tiene familiares. O es que a usted no le importa que sus descendientes les toque pasar hambre o vivir una vida mas mediocre que la que a usted le toco vivir?,, pues eso es el comunismo. No tiene que irse a Corea del Norte, tiene el ejemplo palpable aqui en la Cuba de hoy. Asi quiere ver a Colombia usted?.. Para terminar yo se que personas que piensan como usted, si manana uno de sus candidatos salen elegidos a los 6 meses ya se pondran en contra de ellos y ya tendran otro opuesto candidato. Son personas que no dan nada pero tampoco dejan o apoyan a los que de verdad estan haciendo algo. Y le hechan la culpa al pobre Uribe de la escazes de humanidad y de buena fe que estas personas tienen. Caramba coja oficio por favor..

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